El Conde de Almaviva quiere que Mozart componga una marcha nupcial para las bodas de su criado Fígaro. Mozart aún no ha empezado a trabajar en ello, pero los niños le ayudarán a componer una magnífica obra para celebrar esa boda.
Entre cuentos, los niños tocarán unos curiosos e innovadores instrumentos musicales fabricados con materiales reciclados y serán caracterizados como músicos de la época.
Se irán sucediendo descacharrantes historias hasta que la paciencia del Conde se agote. Aún así, Mozart saldrá airoso de esta última situación creando una pieza final en la que todo el público se verá inmerso en un final sorprendente y divertido.